Exportación de servicios TI: Potencial de México como hub tecnológico de alto valor

Con una combinación de talento altamente especializado, cercanía geográfica con Estados Unidos y un ecosistema tecnológico en expansión, México tiene la oportunidad de posicionarse como un hub estratégico para la exportación de servicios de tecnología de la información. Rodrigo Mendoza, director de Estrategia y Desarrollo Internacional en Minsait México, analiza cómo el país puede convertir el conocimiento en un activo de alto valor para competir globalmente

México tiene las condiciones y la capacidad de convertirse en una potencia exportadora de talento. Junto a la gran oportunidad que tiene hoy el país en áreas de excelencia como las cadenas productivas de la manufactura, resulta casi ineludible hablar de otras áreas estratégicas que, a partir de una oferta de alto valor agregado, pueden impulsar la exportación del talento y de las capacidades locales a mercados internacionales. Incluso sin que el talento salga de nuestras fronteras.

Uno de estos polos potenciales de desarrollo internacional de capacidades locales orientados al mercado estadounidense es el de servicios de tecnología de la información (TI). En 2023, las exportaciones de servicios comerciales mexicanas, que incluyen el sector TI, aumentaron 9 %, rondando en los 52,000 millones de dólares, como consecuencia de un crecimiento sostenido en los últimos años.

México ha logrado captar la atención de compañías estadounidenses no solo por su ubicación geográfica o sus costos relativos, sino por la posibilidad de proveer servicios especializados en infraestructura tecnológica, desarrollo de software, análisis de datos, inteligencia artificial y soporte para sistemas y aplicaciones.

A diferencia de las plataformas industriales, cuya ventaja comparativa radica en la producción de bienes, los servicios de TI implican una cadena de valor estructural distinta, basada en el conocimiento, la integración tecnológica y el cumplimiento de estándares globales.

La adopción de un modelo híbrido, que combina talento tecnológico en México con especialistas de negocio en Estados Unidos, ha permitido estructurar soluciones que responden a los requerimientos normativos y funcionales del mercado financiero norteamericano.

Casos como el desarrollo de plataformas de onboarding digital para instituciones bancarias o la implementación de sistemas de gobierno del dato para aseguradoras evidencian que no se trata de externalización operativa, sino de integración de capacidades entre países con alta interdependencia digital.

Oportunidades evidentes
En los últimos cinco años, la demanda de talento en tecnologías de información en Estados Unidos ha crecido más rápido que la tasa de graduación de ingenieros en sistemas. Un estudio del Computing Technology Industry Association (CompTIA) estima que, cada año, el mercado estadounidense genera un déficit cercano al 70 % de los perfiles requeridos para cubrir su demanda en desarrollo de software, arquitectura de datos y seguridad informática.

Este vacío ha propiciado que las empresas busquen proveedores de servicios TI en países con una base educativa sólida, compatibilidad horaria, y una cultura empresarial alineada. México, por cercanía y capacidad instalada, se presenta como un destino viable para suplir esa demanda.

De acuerdo con el informe Digital Economy Outlook de la OCDE, México es uno de los países con mayor crecimiento proyectado en servicios digitales exportables. La Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del INEGI también refleja un aumento progresivo de la participación del sector de tecnologías de información en el empleo formal, con más de 700,000 personas activas en la industria en 2023. Esto, sumado al crecimiento de clústeres tecnológicos en ciudades como Guadalajara, Monterrey y Querétaro, da forma a un ecosistema que no solo provee servicios, sino que los mejora en cada ciclo.

El valor está en el talento
Si bien aún existe una diferencia entre los niveles de inversión en investigación y desarrollo con respecto a países como India o Polonia, las empresas mexicanas han centrado su posicionamiento en la personalización de soluciones, el conocimiento de procesos y la afinidad regulatoria con el mercado estadounidense. Esto ha sido particularmente visible en el caso de bancos que operan en ambas geografías, como Santander o Citi, los cuales han aprovechado su presencia local para extender centros de desarrollo hacia unidades regionales de TI.

La ventaja competitiva no radica exclusivamente en el costo por hora o en los modelos de staff augmentation, sino en la capacidad de diseñar soluciones específicas de alto valor para problemas concretos, con una integración de equipos de negocio, arquitectura tecnológica y operaciones. Esta visión requiere cambiar el enfoque desde la contratación de recursos técnicos hacia la constitución de células de solución.

Al igual que en  la exportación de manufactura, donde el valor no está en ensamblar componentes, sino en construir plataformas logísticas con integración regional, en la expansión internacional de servicios TI, el valor no está en la ejecución de la programación o en la escritura de líneas de código; el verdadero valor está en el talento, en la capacidad de diseñar los sistemas que permiten a las compañías operar en entornos cada vez más digitalizados.

La clave está en el conocimiento
Un componente adicional que ha fortalecido esta oferta es el conocimiento normativo del sector financiero y asegurador. Las empresas mexicanas con experiencia en cumplimiento regulatorio, validación de procesos KYC (Know Your Customer), y gestión de riesgos digitales han logrado posicionarse como interlocutores válidos para proyectos que requieren control, seguridad y confiabilidad. A esto se suma la capacidad de desarrollar en tecnologías tradicionales como Java y COBOL, cuya demanda sigue siendo alta en sistemas bancarios estadounidenses, aunque no se perciban como tecnologías emergentes.

También hay un interés creciente en proyectos relacionados con gobernanza de datos y analítica avanzada. Con una economía que genera datos a gran escala, las compañías requieren modelos de gobernanza que les permitan clasificar, validar y explotar esa información con fines de negocio y cumplimiento. Este tipo de iniciativas requieren tanto conocimiento técnico como comprensión operativa, y es ahí donde las firmas mexicanas han comenzado a ser consideradas no como proveedores de soporte, sino como socios estratégicos.

El reto actual está en el desarrollo de talento bilingüe, con capacidad de interlocución directa con equipos de diseño y liderazgo de proyectos. La brecha no está en el conocimiento tecnológico, sino en la articulación de dicho conocimiento dentro de estructuras de colaboración con interlocutores internacionales. Para resolver esto, las estrategias de capacitación y especialización deberán acelerarse en los próximos años.

Pese a ello, es claro que México se encuentra en una posición crítica. Tiene el talento, la ubicación, la experiencia y la infraestructura. Pero debe definir con claridad cómo capitalizar estas ventajas para construir una narrativa distinta. Si la exportación en manufactura se convirtió en una oportunidad de política industrial, la de servicios TI puede ser una oportunidad de política de innovación. No basta con ofrecer tarifas competitivas; es necesario demostrar que el conocimiento, como activo exportable, puede ser tan valioso como cualquier componente industrial.

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