A los pocos años de edad, Emil Abed ya conocía el olor a gasolina y el rugido de los motores. Lo que empezó como un juego familiar se convirtió en una pasión que hoy lo lleva a competir en la FIA Fórmula 4, dentro del marco del Gran Premio de la Ciudad de México, representando al equipo RRK Motorsports con el patrocinio de Victory Lab
Un legado que corre por sus venas
Emil pertenece a una de las familias más influyentes del automovilismo mexicano. Es hijo de Flavio Abed, impulsor del desarrollo de categorías formativas y directivo clave en la Fórmula 4, y sobrino de José Abed Rouanet, histórico dirigente y vicepresidente honorario de la FIA, pieza fundamental para el regreso del Gran Premio de México al calendario de la Fórmula 1.
Con ese linaje, el joven piloto no solo corre, sino que continúa un legado que ayudó a construir la historia moderna del automovilismo nacional.
De los karts al monoplaza
Emil Abed comenzó su carrera en el karting nacional, donde compitió en campeonatos como el Reto Telmex, destacando desde sus primeros años por su técnica y consistencia. Su paso por las pistas infantiles lo formó en disciplina y competitividad, pilares que hoy lo impulsan en su salto a los monoplazas.
A sus 18 años, Emil representa la nueva generación de pilotos mexicanos que buscan abrirse camino hacia las categorías internacionales con mentalidad profesional y visión global.
«Empecé en los karts porque era lo que más me divertía, pero con el tiempo entendí que era más que un pasatiempo: era lo que quería hacer el resto de la vida», comenta Emil.
Un DJ al volante
Fuera de la pista, Emil explora otra de sus pasiones: la música. Bajo el nombre artístico ZŪMEK, se ha presentado como DJ en eventos privados y festivales locales, mezclando ritmos electrónicos con energía de carrera.
«Para mí, correr y mezclar música son lo mismo: ritmo, precisión y conexión con el momento«, dice entre risas.
Esa dualidad entre piloto y artista le ha permitido construir una imagen fresca, cercana y creativa —un perfil poco común en el mundo del automovilismo, donde el enfoque suele ser exclusivamente técnico.
Victory Lab y la nueva generación
La colaboración con Victory Lab marca un paso importante en su carrera. La firma mexicana de innovación y comunicación se ha distinguido por apoyar proyectos que combinan talento, estrategia y tecnología, y su alianza con Emil Abed refuerza esa visión.
«Victory Lab impulsa mentes que se atreven a innovar. Emil representa ese espíritu: velocidad, creatividad y ambición en una misma persona», declaró el equipo de la firma.
Con el casco en una mano y las tornamesas en la otra, Emil Abed encarna el nuevo perfil del piloto moderno: competitivo, versátil y conectado con su generación.
En un mundo donde la velocidad también se mide en likes y beats por minuto, él demuestra que el talento mexicano puede brillar tanto en la pista como en el escenario.
